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lunes, 30 de abril de 2012

Primer capítulo de Nacido en Silencio

Primer capítulo

Hay un intruso acá…

Zarya Starska se congeló en su living al sentir un cambio sutil en el aire a su alrededor. La mayor parte de la gente lo ignoraría, pero después de haber pasado toda su vida alerta a quienes tenían intención de atacarla o matarla, así que instintivamente sabía cuando alguien invadía su casa sin previa invitación.

Lanzando con fuerza su mano hacia abajo, sintió el cuchillo que tenía escondido en una vaina dentro de su manga deslizarse en su palma. Quien sea que estuviera en su casa estaba a punto de aprender una lección de buenos modales muy importante.

Vení por mí si sos macho.

Preparada para destrozar al intruso, ella inclinó su cabeza y escuchó cuidadosamente.

Era apenas un movimiento de tela. Pero era suficiente para localizar a su intruso. Con sus habilidades filosas después de miles de batallas, se tiró hacia la sombra en la esquina.

Al momento en que lo hizo él la esquivó y  la desarmó tan rápido que la dejó sin aliento. El cuchillo cayó al piso con un sonido abrumador. El intruso la acercó a su pecho y la sostuvo contra su cuerpo que estaba tonificado y era tan duro como una roca.

Un cuerpo que conocía tan bien como el propio.

“Sh, Zarya,” le susurró en su oído. “No quise asustarte.”

Ella suspiró al reconocer la voz distorsionada que evitaba que alguien pudiera identificarlo.

 Su cabeza estaba completamente cubierta con un casco que no indicaba su raza ni su especie.

Pero eso no importaba. A ella no le importaba cómo se veía. Solamente le importaba su corazón. Y esa era la parte de él que ella más deseaba.

Sonriendo ella levantó su mano y la sostuvo a un costado de su casco. “¿Kere, qué estás haciendo acá? Pensé que no iba a poder verte por al menos dos semanas.”

“Tenía que verte antes de irme.”

Ella sentía lo mismo por él. Cada minuto que estaban separados era pura agonía. Y hablando de eso, él ya se había ido de la habitación.

Zarya buscó entre las sombras por algún rastro de su fantasma elusivo. “Te juro que voy a atarte una campana al cuello.” No había ninguna clase de sonido que traicionara sus movimientos o su localización en su casa. Nunca había conocido a alguien tan sigiloso. Ni siquiera un asesino.

Las luces se apagaron, bañando la habitación en completa oscuridad. Ella no sabía cómo lo hacía, pero podía hackear cualquier sistema o computadora. Lamentablemente, su propia seguridad, aunque tuviera mucha tecnología, no era ningún desafío para él. Pero ella se reconfortaba sabiendo que él había podido penetrar sistemas mcuchos mas complejos que el de ella con menos esfuerzo.

Aun así…

Su misteriosa sombra era impresionante.

Sin poder ver nada de nada, Zarya sonrió ante su usual precaución para mantener su anonimidad. Esta vez, ella lo escuchó tirar su casco en el sueño, junto a la llave de luz que estaba en la pared. “Sabés, mi hermana piensa que estoy loca.”

“Las hermanas generalmente piensan eso.” Ay,si, ahí estaba el sonido que ella deseaba sobre todos los otros…esa profunda y rica voz de barítono, su verdadera voz, que nunca fallaba en traer una sonrisa a sus labios.

Él estaba detrás de ella ahora. ¿Cómo había llegado ahí tan rápidamente?

Kere la dio vuelta y capturó sus labios con los propios. Zarya gimió por la forma en la que la besaba. Como si quisiera tomar posesión completa de todo su ser y ella estaba más que dispuesta a dársela. Nadie jamás la había besado de la forma en la que él lo hacía.

Como si se muriera si no  la tocara.

El mordisqueó sus labios, luego se alejó. “Estabas contándome sobre Sorche.”

A ella le tomó un minuto razonarlo después de un beso tan lujurioso. Su cuerpo entero estaba en llamas y no podía pensar en otra cosa que no fuera lamer cada centímetro de su cuerpo.

“Qué…eh…ah, si. Ella piensa que estoy loca por tener una relación con un hombre del cuál ni siquiera sé qué color de pelo tiene.”

Él enterró sus labios en la base de su garganta, donde su aliento quemaba su piel. “¿Y entonces qué le dijiste?”

Ella tomó su rostro en sus manos y deslizó sus dedos a lo largo de su lacio cabello que llegaba hasta sus hombros. Siempre lo había imaginado de color negro, pero para ser honestos, ella no tenía forma de saberlo porque nunca había visto ninguna parte de su cuerpo a la luz. Solamente parecía como si el cabello fuera oscuro por alguna razón.

Haría juego con sus tremendas habilidades para la batalla y sus tácticas casi suicidas. “Cuando viste el alma de una persona, no necesitás ver el color de su cabello.”

Él se restregó en su piel, causándole escalofríos por todos lados, antes de alejarse. “Conociste más de mí que solo mi alma.”

Eso era verdad. Si bien no tenía idea de qué raza era o qué apariencia física tenía, ella había lamido cada parte de su cuerpo lo suficiente como para saber que al menos era de forma humanoide, que era musculoso y que tenía un sabor delicioso…

Él abrió el frente de su traje de batalla y lo deslizó lentamente por el cuerpo de ella, haciendo una pausa solamente para mordisquear su cadera, una acción que la volvió loca de lujuria.

Arrodillándose frente a ella, la ayudó a sacarse la ropa y las armas. Ella podía sentir su aliento cálido contra su muslo. Algo que la hizo mojarse mientras su corazón latía cada vez más fuerte ante el prospecto de lo que pronto le estaría haciendo.

De pronto, su mano acarició el centro de su cuerpo, causando que se estremeciera terriblemente mientras le sacaba la ropa interior.

Luego se elevó, lentamente, pasando su mano por la parte de atrás de su pierna antes de acariciar el lugar donde se juntaban sus piernas. “¿Ya comiste?” él la tomó entre sus piernas.

“Yo…yo…eh…” ella se olvidó la pregunta mientras el la tocaba con un ritmo tan perfecto que la dejó débil y temblando.

Él hizo una pausa en su juego para susurrar en su oído. “Comida, Zarya. ¿Ya comiste?”

Ella sonrió. Él siempre se preocupaba por ella. “De camino a casa. Hice una parade en el restaurant de Ture.”

Kere volvió a su dulce tortura, su ritmo aún más rápido, mientras la acariciaba con su pulgar y enterraba dos dedos profundamente en su cuerpo. “Bien.”

Y antes de que pudiera entender esa sola palabra, ella lloriqueó mientras acababa por él.

Kere la atrapó contra su pecho mientras continuaba causándole aun más placer, hasta que la dejó temblando tanto que podría haberse caído si él no la estuviese sosteniendo. Ella nunca había entendido cómo podía hacerla acabar tan rápido. Era como si supiera exactamente dónde y cómo tocarla y dejarla en las nubes.

Él la levantó en sus brazos y la llevó hasta su habitación para poder acostarla en su cama.

Ella se rio mientras él se alejaba para sacarse la ropa. “¿La cama? Es algo poco habitual en vos.”

“Te dije que podía comportarme como una persona civilizada.”

Solo la cadencia en su discurso era refinada, y eso solo a veces. Pero el resto… siempre era salvaje. Terrorífico.

Letal.

Y ella lo amaba así como era.  Estar con él era como estar con un animal salvaje el cual sabías que podía hacerte pedazos si quisiera, y aun así, ronroneaba con tu toque. Saber eso hacía que estar con él fuera algo deseable.

Que fuera algo sensual.

Ella trató de encontrarlo en la oscuridad, pero no había rastros de él. Sin embargo, ella sabía que él podía verla.

Él nunca había tenido problemas para ver en los lugares más oscuros. Ella le había preguntado una ves si era Ritadarion o Trisani – dos razas conocidas por sus habilidades para ver en la oscuridad, sin ningún tipo de luz. Pero él se había negado a responderle.

Pero bueno, él no le diría a nadie nada sobre él que pudiera usarse para identificarlo. Siendo una forajida, al igual que él, era una precaución que ella podía entender muy bien.

La vida de él no era la única que estaba en juego Si alguna vez fueran identificados, todos los miembros de su familia y todos sus aliados de Sentella y amigos también serían ejecutados.

Y ella nunca haría nada que fuera una amenaza o un daño para él. Él significaba mucho para ella.

Queriendo complacerlo tanto como él lo había hecho con ella, ella abrió sus piernas y dobló sus rodillas invitándolo silenciosamente. “Sabés, solamente estaba provocándote cuando te mandé ese mensaje de texto.”

“¿Entonces querés que me vaya?” él le preguntó en esa hermosa voz de barítono que tenía y que le provocaba escalofríos. Por los Dioses, cómo podía ser que viviera para escuchar el sonido de su verdadera voz…

Más que nada, ella amaba escucharlo reir. Era el sonido más contagioso que parecía venir de algún lugar muy dentro de él.
“No,” dijo ella rápidamente. “Pero no tenías que venir esta noche. No quería que pareciera que soy muy pegote. Solamente quería que lo supieras.”

Era verdad. Solamente se veían entre dos y tres veces al mes, si tenían suerte. El resto del tiempo, estaban relegados a mandarse mensajes de texto o a través de invocaciones… al menos ella lo hacía de forma que él pudiera verla mientras hablaban. Él, por otro lado, solo era una voz profunda y sexy pero sin rostro. Sin embargo, ella atesoraba cada vez que podía contactarse con él.

Aun cuando fuera a distancia.

Tocándose, se abrió todavía mas para que él pudiera tener todo el acceso que quisiera a su cuerpo.

Él inspiró de golpe. “Mujer, sabés lo que me causa cuando hacés eso.” La cama se hundió bajo su peso mientras gateó entre sus piernas. “¿Qué tenemos acá?”

Ella siseó cuando él la tomó en su boca para poder lamerla hasta que se olvidara de todo. Mordiéndose el labio, ella enterró su mano en su cabello y levantó sus caderas para él.

Nunca en su vida había sido tan abierta o confiada con alguien, y había hecho cosas con él que nunca se habría creído capaz de hacer. Cosas que deberían haberla avergonzado hasta el alma, pero ella había aprendido a confiar el él implícitamente. Y no solo en el sexo. Ella tenía una fe en él que no podía explicar. Por primera vez, ella había entendido lo que significaba compartirse con alguien. Necesitar un hombre a su lado.

Glitch de Heather Anastasiu

Sinopsis:  
En la Comunidad no hay más dolor o guerra. Chips de computadora implantados han limpiado a la humanidad de emociones destructivas, y los pensamientos son remplazados por una alimentación de la red Link. Cuando Zoe comienza a funcionar mal (a “fallar”), de repente comienza a tener sus propios pensamientos, sentimientos, e identidad. Cualquier anomalía debe ser reportada inmediatamente y reparada, pero Zoe tiene un secreto tan oscuro que supondrá la desactivación si la descubren: sus fallas le han dado poderes de telequinesis incontrolables.
Mientras Zoe lucha por controlar sus habilidades y permanecer escondida, se encuentra con otros con fallas como ella, como Max, que puede disfrazar su apariencia, y Adiren, que tiene visiones del futuro.
Juntos, este creciente grupo de “fallidos” debe encontrar la manera de liberarse de las controladoras manos de la Comunidad entes de ser atrapados y desactivados, o peor. 

Saldrá a la venta el 7 de agosto de 2012

Diario de Tory

Primera entrada 14-3-2011
Mi bebé se cortó el pelo..

No me lo puedo creer! Todavía estoy en shock! Todo comenzó con un comentario inocente de mi parte acerca de cómo me gustaría ver el color del cabello natural de Ash. Le dije que no tenía que mantenerlo. Tenía curiosidad.

¡Bam!

Era rubio y tengo que decir que era adorable como rubio. Se suavizaron sus rasgos y le daban un aspecto juvenil y encantador nada comparado con el Ash-te-mato-donde-estes-quieto de intimidación que estoy acostumbrada a ver. Me olvido de lo seguro que puede ser a veces. ¡Qué dulce!

Es lo que más me gusta. Aquí está, uno de los seres más poderosos del universo, que te puede matar con un solo pensamiento, y él está emocionado por algo tan común como un bocado de helado de vainilla.

De todos modos, ahí estaba como había sido. Luego volvió a la normalidad. No pensé nada al respecto.

Hasta el día siguiente. Tuvo que salir y conocer a un DH designado acerca de algo u otro. Simi se quedó conmigo y nos abrió paso entre tiendas de comestibles para una semana. Comí un montón antes de que estuviera embarazada, y ahora ...

Bien podría estar comiendo de un abrevadero.

Pero estoy fuera de tema (he estado pasando demasiado tiempo con Simi). Bebé llegó a casa y me dejo anonadada.

Él estaba calvo! Bueno, no estaba del todo calvo. En realidad no. Solo hasta los hombros, pero en comparación con lo que tenía ...

"¿Qué pasó?" Le pregunté. "Has renegado del cuero cabelludo?"

Se encogió de hombros. "Lo doné a Locks of Love". [N.T: Asociacion de ayuda de protesis capilares para Niños]

"Oh", dije yo, y de alguna manera lo puso nervioso.

"Si no te gusta, puedo hacer que sea mas largo."

Él también puede hacerlo. Pero ese no era el punto. "No es mi pelo, mi amor. Es tuyo. Te amo a pesar de las miradas [N.T: aqui dice "looks" que puede referirse tanto a su estilo como a la traduccion de las miradas que le puedan hechar]. Incluso me encanta cuando te enciendes azul como un pitufo."

Mi invocación de Papá Pitufo, finalmente consiguio una risa de él. Pero me preocupa, porque sé por qué odia el pelo corto. No puede soportar que cualquier persona, con excepción de mí, toque su cuello, y pasaron más de dos años antes de que él me invitara a tocar allí.

Algo tan inocuo como una brisa que sopla sobre su nuca le hace temblar y temblar. Durante el primer año que nos casamos, él dormía mientras mantenia una almohada sobre su cuello.

Entré en sus brazos, todo lo que una gran mujer embarazada puede, y lo besé en los labios. "Creo que eres adorable," susurré. Y lo hago. Todos los días me despierto y quiero pellizcarme. Todavía no puedo creer que sea mio.

Con eso, os confesare sincera, algo candido y lindo, mientras él seguia haciendo bromas un poco más tarde. No fue debil. Finalmente sacamos fuera lo oscuro. Eso sólo duró tres años.

Con pequeños pasos, como mi abuelo solía decir. Puedes rodear toda la tierra, siempre y cuando se haga un pequeño paso a la vez.

Fuente Oficial Sherrylin Kenyon Traducción Maikiniky, Staff Foro Dark Hunter España

domingo, 29 de abril de 2012

Prólogo de "Nacido en Silencio" de Sherrilyn Kenyon.

PRÓLOGO

“Tienes que ser el gato más grande del universo entero. ¿Qué estás tratando de hacer? ¿Empatar con Caillen en el récord "con cuánta gente puedes dormir en un solo mes "? Y para que lo sepas, su récord es de veintidós.”

Maris Sulle, el amigo más viejo y querido de Darling, se río ante su tono seco. “Solamente estás celoso porque tu no conseguiste el número de ese chico.”

Apoyándose en el respaldo de su vistosa silla acolchada, Darling se burló. Giraba el vino en su copa de cristal mientras terminaban de almorzar en uno de los restaurantes más exclusivos de Perona – la ciudad capital del sur del Imperio Caronese donde la familia de Darling había reinado con continuidad por más de tres mil años.

Después de la mañana de mierda que había tenido, realmente quería algo mucho más fuerte que ese vino de mierda para tomar, pero la imagen que debía dar en público, evitaba que pidiera el licor potente que ansiaba beber.

Solamente podía beber cuando estaba solo. E inclusive en esos momentos, tenía que tener cuidado de que nadie se enterara, y mucho más cuidado de que descubrieran quién y qué era realmente.

“Pensé que todavía estabas con…” Darling hizo una pausa mientras mentalmente repasó la enorme lista de hombres con los que su mejor amigo había estado durante el último año. “No puedo acordarme de su nombre ahora.”

“¿Gregor?”

Darling negó con la cabeza mientras finalmente se acordó del nombre del último novio y no había sido Gregor. Temería estar volviéndose senil, pero en realidad tenía muchas cosas en la mente. Además, nadie podía estar al día con la cambiante lista de chicos que Maris usaba de juguete. “Aparentemente estoy atrasado. El último que recuerdo se llamaba Destin.”

“Drustan,” lo corrigió Maris. “Y si, estás atrasado. Realmente deberías tratar de mantenerte actualizado. Eso fue hace al menos dos meses, y tuve a tres más después.” Él miró el número en su teléfono y sonrió mientras lo guardaba. “Y pronto serán cuatro.”

“¿Sabe Gregor que va a ser remplazado?”

“Ah, ni me hagas hablar de ese mono repulsivo. Lo encontré en flagrante delito con su secretario. ¡Su secretario!

¿De verdad? Si vas a ser semejante gato, lo menos que puedes hacer es no ser un cliché. ¿Verdad?”

Darling se rio, luego tomó un trago del vino antes de hablar nuevamente. “Voy a tenerlo en cuenta para el futuro. Lo último que quiero es ser acusado de ser un gato cliché. “

“Ay, por favor. Si eres un mojigato. Ni siquiera estoy seguro de que hayas perdido tu virginidad.” Con una expresión horrorizada, Maris levantó la vista de su teléfono y se puso la mano en la boca al darse cuenta de lo que había dicho y la bomba de dolor que había hecho explotar sobre Darling inintencionadamente. “Por favor perdoname, Dar. Fue tan insensible de mi parte. No quise decirlo. Ay, no puedo creer que te lo dijera justo a ti. No estaba pensando, cariño. Sabes que nunca, jamás te lastimaría. Por nada del mundo… puedes pegarme si te hace sentir mejor.” Cerró los ojos con fuerza, esperando el golpe.

A Darling le tomó unos segundos poder domar al monstruo de su pasado y encerrarlo bajo llave, y luego poder hablar a pesar de las terribles emociones que lo destripaban.

“Está bien, Mari." Dijo finalmente, con una voz engañosamente calmada mientras acariciaba el decantador de cristal que estaba en la mesa. “Sé que no lo dijiste con malas intenciones.”

Aun así, no pudo evitar que el golpe le llegara hasta los huesos.

Darling dejó su vaso en la mesa y deseó poder arrancarse del cerebro algunos de sus recuerdos. ¿Qué era lo más patético de todo? Aunque había sido terrible, no era lo primero en la lista de cosas que mataría por olvidar.

Abriendo los ojos, Maris estiró su mano para cubrir la de Darling con la suya. “Eres la persona más fuerte que conocí en mi vida. ¿Lo sabes, verdad?”

Era raro, porque él no se sentía así. La mayor parte de lo días se sentía mucho más golpeado por dentro que por fuera. Y últimamente esos sentimientos de furia y resentimiento, de odio sin tregua y venganza, lo estaban forzando a entrar en la oscuridad, y no estaba seguro de poder salir.

Antes de poder frenarse, se alejó del toque de Maris y rozó su mejilla donde estaba el último moretón que se había hecho. Por suerte, usaba el cabello largo y lograba cubrir el lado izquierdo de su rostro, ocultándolo, al igual que la cicatriz que ninguna cantidad de cirugías estéticas podría eliminar.

Otro recuerdo del cuál quería deshacerse, y un perpetuo recordatorio de que realmente estaba solo en el mundo. Podía contar con sus amigos, pero al final del día, todos regresaban a sus casas. Ni siquiera Maris podía estar con él las veinticuatro horas del día. Y aunque tuviera pequeños ratos de libertad, tarde o temprano Arturo se ponía nervioso y lo hacía volver nuevamente al infierno.

La alarma de su telefono movil sonó.

Eso te pasa por pensar en ese bastardo. No hay nada como convocar al dybuk de su hoyo estigio.

Maris frunció el ceño. “¿Para qué era esa alarma?”

Darling quito el sonido, luego volvió a poner su movil en el bolsillo. “Mi tío activó mi chip.” Un hermoso rastreador nanotecnológico que era tan pequeño que no podía ser localizado, removido, ni aplastado. Pero lo único con lo que Arturo no había contado era con el ingenio de Darling, que había hecho un programa que podía interceptar el acceso al chip por parte de su tío. “Programé la alarma para notificarme cada vez que manda a sus monos para llevarme a casa a rastras.” Una constante en su vida que siempre encendía su temperamento.

¿Cómo carajo todavía lo consideraban un menor cuando tenía veintiocho años?

Solamente algo tan retrógrado como la ley Caronese…

Una ley originalmente diseñada para proteger a su gente del reinado de un monarca inmaduro. En vez de eso, había probado ser una sentencia a prisión que colgaba de su cuello como una soga perpetua.

Y honestamente, lo enfermaba toda esta mierda. Kere, su alter ego Sentella, quería sangre. Cualquier día de estos, la parte más oscura de su personalidad se apoderaría de él, se olvidaría de todas las consecuencias y se pegaria con el mundo. Que los dioses ayudaran a quien quedara en la línea de fuego cuando eso pasara.

En el pasado, había sido capaz de calmar su indignación racionalizándolo fríamente, pero su furia era cada vez más difícil de calmar. Ninguna cantidad de lógica lograba calmarlo. Si algo, sus intentos por racionalizar su situación y la injusticia en su vida lo provocaban todavía más.

Sentía como si empezara a perder la cordura con todo esto.

Delicadamente, Maris se secó la boca con su servilleta de lino. “Entonces deberíamos emprender la retirada. No quiero meterte en problemas.”

No tenía importancia. Solamente por respirar se metía en problemas.

No voy a poder soportar esto durante mucho tiempo más…

Pero tenía que aguantar. No era solamente su vida la que estaba en juego. Era la de su madre, su hermano y su hermana. Y a diferencia de tu hermano mayor, Ryn, no iba a darle la espalda a su familia. Jamás. Aunque odiara a su madre más de lo que la amaba, no la sacrificaría.

Nunca se cagaría de esa forma en la memoria de su padre.

Pero se estaba cansando de pensar así. Dieciséis años de pura mierda se habían llevado lo mejor de él. No solo físicamente, sino mentalmente.

Dale, Dar. Solo dieciocho meses más. Puedes hacerlo.

Y luego heredaría el imperio de su padre y finalmente podría controlar su propio destino.

¿De verdad piensas que va a pasar eso?

Tenía que confiar en que sí. Aunque su instinto le decía que probablemente sería asesinado antes de que eso pasara, era lo único que lo mantenía cuerdo estos días. Eso y la única persona de la que no podía hablarle a nadie.

Ni siquiera a Maris.

Ese secreto era la única red de contención que tenía.

Darling levantó su mano haciéndole una seña a un chico de que estaban listos para la cuenta. Si los hombres de su tío seguían su rutina usual, solamente tendría alrededor de quince minutos antes de que la guardia real lo arrastrara fuera de ese lugar.

Eso era lo último que necesitaba en degradaciones, especialmente después de la ronda de “Humillemos a Darling en frente de los Gerentes Gobernantes,” que había tenido lugar durante la manaña.

No pienses en eso. Pronto él sería gobernante y todos se enterarían lo poco débil que era.

Sacó su tarjeta y la puso sobre la mesa. No necesitaba mirar la cuenta. No le importaba si le habían cobrado de más. El tiempo tenía más significado para él que el dinero.

El mesero volvió, le sonrió a Maris con picardía, y tomó la cuenta y la tarjeta.

Mas tarde volvió en tiempo récord… con un pequeño paquete de la torta que Maris había ordenado y que luego había cambiado de parecer. Había algo que resaltar de la forma escandalosa de coquetear de Maris. Siempre recibían el mejor servicio en los Sistemas Unidos.

Darling presionó su pulgar contra el scanner, luego firmó su nombre en el lector electrónico. Tan pronto como su pago fue aceptado, se levantó y siguió a Maris hasta la entrada.

“¿A dónde te diriges ahora?” Maris le preguntó mientras sostenía la puerta abierta para él. Lo que Maris realmente quería preguntarle es dónde trataría de esconderse para evitar que lo arrastraran a su casa como a un ladrón, y le pegaran porque se había atrevido a tener una tarde de paz fuera de la vista de su tío.

“Voy hacia mi avión y me dirigiré hacia donde Caillen por un rato. No tuve oportunidad de ver a su hija desde que comenzó a caminar. ¿Y tu?”

Maris miró dentro del restaurante nuevamente. “Yo también quiero ir hacia un lugar, pero no es precisamente un avión… o quizás sí tenga la potencia de uno. Con ese cuerpo, todo es posible.”

A pesar del disgusto que le causaba tener que irse tan abruptamente, Darling sonrió. Era lo que más le gustaba de Maris. Sin importar lo mal que se sintiera, Maris siempre lo hacía reírse. “En serio, ¿quieres venir conmigo?”

“Seguro, siempre puedo mirar a Caillen. Ese hombre…” Maris se mordió el nudillo con una mirada cargada de lujuria.

Darling se rio mientras se metian en una enorme multitud en la calle y tuvieron que empujar para abrirse camino a través del mar de cuerpos. “Mejor ten cuidado, su esposa puede ponerse celosa.”

“Es verdad. Y no soy lo suficientemente tonto como para ofender a una mujer que sabe cómo usar un blaster y una espada. Me gusta que las partes de mi cuerpo estén pegadas.” Darling no le respondió. Mierda, sabía que la multitud era densa a esta hora del día, pero esto era ridículo.

Apenas podía moverse.

Pero bueno, debería estar agradecido. Haría que los hombres de su tío se movieran más lento y lo ayudaría a ocultarlo de ellos.

Su alarma sonó otra vez.

“Bastardo,” gruñó en voz baja antes de mirar hacia abajo y apagarla.

“¡Dar! ¡Adelante, al frente! ¡Punto Uno!”

Con sus reflejos pulidos por los mejores asesinos en el negocio que le habían enseñado a proteger sus áreas vitales, Darling se dio vuelta ante la orden militar de Maris que le advertía de un ataque inminente. Al instante en el que se movió, sintió el pinchazo de un cuchillo que le cortaba la carne, justo debajo del omóplato.

Un cuchillo que había tenido la intención de atravesarle el corazón.

Maldiciendo, se dio la vuelta para agarrar la muñeca del asesino. Por varios segundos, los ojos azules de Darling perforaron con la mirada esos ojos grises mortales que eran demasiado estúpidos como para darse cuenta de que su dueño había cometido un error fatal.

El asesino tiró del cuchillo.

Apretando los dientes contra el dolor que lo recorrió, Darling dejó que el asesino lo retirara de su carne. Pero en el momento en que salió la hoja, incrementó la presión en el agarre, y le pegó un cabezazo. Torciéndole el brazo, escuchó al hueso quebrarse antes de que el cuchillo cayera de su mano rota. El asesino lo atacó con otro cuchillo que había sacado de una funda en su pierna.

Atacá con todo lo que tengas…

Darling saltó hacia atrás, lejos de su alcance. Pisando fuerte con su talón izquierdo en el pavimento, Darling impulso la hoja que tenía en la suela de su bota y usó su afilada punta para catapultar el cuchillo caído en la calle hacia arriba para atraparlo con la mano.

La gente que los rodeaba se dio cuenta de lo que estaba pasando y comenzó dispersarse, gritando por el miedo de ser heridos accidentalmente o de morir durante la pelea.

Su atacante se volvió contra él.

Esa fría, y reprimida parte demoníaca de Darling babeaba por vengarse con su sangre. Le dedicó al asesino una sonrisa insidiosa, mientras salía de su alcance. Rodó alrededor de la espalda del hombre, y luego se dio vuelta y lo acuchilló en el hombro.

Su atacante gritó y se dio vuelta para tirarse sobre Darling. Sonriendo, Darling le hizo un gesto con ambas manos, desafiándolo a acercarse. El asesino frunció el ceño al ver el cuchillo que Darling tenía en su palma - la forma en la que lo sostenía le hizo saber que era tan bueno con las armas blancas como él.

Quizás aun más. Si Darling hubiera hecho un ataque como el de Kill Bill, su víctima habría estado muerta en el piso y no peleando contra él.

Por primera vez, el miedo oscureció los ojos grises del asesino mientras finalmente se dio cuenta de que se había metido en mierda hasta el cuello. Largó el cuchillo y se estiró para alcanzar su blaster.

Error.

Sin querer arriesgarse a que un inocente recibiera el impacto y resultara muerto por la incompetencia de un idiota, Darling agarró el brazo del asesino, y lo dobló hasta su espalda. Antes de que pudiera recobrarse, Darling lo agarró de la perilla, le levantó la cabeza y le cortó la garganta.

Luego lo empujó hacia adelante.

Atragantándose, el asesino cayó de rodillas en la acera. Se cubrió la herida con la mano, tratando de bloquear el flujo de sangre que se filtraba entre sus dedos.

Con su furia descontrolada, Darling dio un paso atrás para mirarlo. Su parte decente quería terminar con la vida del asesino y con su sufrimiento. Pero la parte de él que lentamente devoraba su conciencia, disfrutó ver al asesino a sueldo luchar por su vida.

Dejalo morir en agonía pura. Era lo que se merecía.

Antes él que yo.

Darling miró rápidamente alrededor para asegurarse de que no hubiera otra amenaza que viniera por él. Su mirada se encontró con la de Maris y vio el horror en el rostro de su amigo. Pensó que era por lo que había hecho, hasta que Maris dio un paso al frente.

“Estás sangrando mucho de tu herida en la espalda. ¿Estás bien?”

En ese momento Darling volvió a sentir el dolor. “Si, duele como la mierda, pero voy a vivir.” Había vivido heridas peores que esta. Y esas se las había causado la gente que supuestamente lo amaba.

El asesino continuó retorciéndose en el suelo, rogando clemencia, usaba una chaqueta negra que tenía como tres docenas de marcas en su manga – una lista enfermiza que se jactaba de la cantidad de gente que había asesinado.

Y el asesino había tenido la intención de agregar otra marca más por la vida de Darling.

Pero las marcas que realmente lo enfurecieron fueron siete que tenían puntos sobre ellas. Niños asesinados.

Darling frunció el labio ante el bastardo repulsivo mientras una furia ciega se apoderó de él.

El puñado de amigos que dirigían Sentella con él le habían puesto “Kere” como broma. Dios Caronese de la muerte y la oscuridad que reinaba sobre su versión del infierno, se decía de Kere que se mantenía vivo consumiendo la sangre de sus enemigos. Los dioses más oscuros vivían para pelear y tomaban su fuerza de aquellos que rogaban clemencia.

Como Darling normalmente era tranquilo y sereno, su compañero de Sentella, Hauk, había pensado que era gracioso llamarlo así.

Pero ahora…

No había compasión ni lástima mientras miraba al asesino que estaba muriendo de la terrible herida que Darling le había causado. A decir verdad, solo sentía una cosa…

¿Puedes morirte más rápido y cerrar la boca mientras lo haces?

Antes de darse cuenta de lo que estaba haciendo, Darling agarró el blaster del hombre de la funda y le pegó un tiro con él.

Un solo tiro en la nuca.

Darling se quedó ahí parado en la calle con el blaster humeando en su mano y tan quieto como pudo quedarse.

Lo peor era, que no sentía nada por sus acciones. No había arrepentimientos. No había remordimientos.

Solamente un vacío.

No estaba seguro de por qué había pasado, pero se había vuelto tan monstruoso e insensible como cualquier asesino que había conocido. Sus emociones ahora le resultaban extrañas.

Solamente había una persona que podía llegar a él a través de su coraza y hacerlo sentir algo más que su propio dolor y furia.

Por favor, Dios, ayudame.

Esta vez, supo que el horror en los ojos oscuros de Maris era definitivamente por sus propias acciones. “Realmente estas comenzando a asustarme, Dar.”

Si, también estoy comenzando a asustarme a mí mismo.

Traducción Mariana Agnelli para Rito de Sangre Adaptación Maikiniky; staff Foro de Dark Hunter España

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