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sábado, 3 de marzo de 2012

2º capítulo de Lover Reborn

Una vez más muchisimas gracias a Nei por la traducción de este capítulo que después de leerla tengo que decir que ha hecho un trabajo genial y tambien a Daggher por mantenernos siempre tan informadas en todo lo referente a la Hermandad de la Daga Negra en su blog http://ladaganegra-ward.blogspot.com/ que es, para todas aquellas fanáticas de los hermanos, en sitio obligatorio a visitar.

DOS

—Tómate algo de tiempo libre… relájate… disfruta…

Mientras Xhex le mascullaba a un corrillo de muebles antiguos, salía de la habitación y entraba en el baño. Y volvía a la habitación. Y… de nuevo a mármol-landia.

En el baño, que ahora compartía con John, se paró frente al profundo jacuzzi. Junto a los grifos de latón había una bandeja plateada con todo tipo de lociones, pociones y toda-esa-mierda-femenina. Y eso no era ni la mitad del asunto. ¿Justo junto a los lavamanos? Otra bandeja, ésta llena de perfumes Chanel: Cristalle, Coco, No. 5, Coco Mademoiselle. También había una fina canasta de mimbre con cepillos, algunos con cedras cortas, otros puntiagudas o mierda de metal. ¿Y en los armarios? Había esmaltes de uñas OPI en suficientes variaciones de rosa de mierda como para provocarle una hemorragia nasal a Barbie. Así como quince marcas diferentes de mousse, gel y espray para el pelo.

¿En serio?

Y mejor no empezaba con todo ese maquillaje.

¿Quién demonios pensaban que se había mudado? ¿Una de esas gilipollas tipo Kardashian?

Y sobre eso… Cristo, no podía creer que ahora conociera a Kim, Kourtney, Khloe, Kris; el hermano, Rob; el padrastro, Bruce; las hermanas pequeñas Kendall y Kylie; y los esposos y novios varios, y ese crío Mason…

Encontrando sus propios ojos en el espejo, pensó: Bueno, no era todo esto interesante. ¡Se las había arreglado para volarse sus propios sesos con la E! Televisión de Entretenimiento.

Desde luego era menos sucio que decapitarse y los resultados eran los mismos.

—Esa mierda debería venir con una etiqueta de advertencia.

Mientras miraba fijamente su reflejo, reconoció el pelo negro rapado, la piel pálida y el cuerpo duro. Las uñas cortas. La ausencia absoluta maquillaje, incluso llevaba puesta su propia rosa, la camiseta negra pegada y pantalones de cuero, un uniforme que se había puesto cada noche durante años.

Bueno, a excepción de unas tardes atrás. Entonces había llevado puesto algo totalmente diferente.

Puede que ese vestido fuera la razón por la que todas estas cosas habían aparecido de la nada justo después de la ceremonia de emparejamiento. Friz y los doggen debían haber asumido que había pasado página. Eso, o todo esto tan solo era parte del bagaje estándar de la shellan recién emparejada.

Dándose la vuelta, se llevó las manos a la base de la garganta hacía el gran diamante cuadrado que John le había comprado. Engarzado en robusto platino, era la única joya que podía imaginarse llevando alguna vez: duro, sólido, capaz de aguantar una buena pelea sin despegarse de su cuerpo.

En este nuevo mundo de Paul Mitchell, Bed Head y la mierda apestosa de Coco, John aún sabía cómo era ella. ¿Por lo que se refería al resto de ellos? ¿Podías decir “educación”? No era la primera vez que tenía que hacer de profesora de un puñado de machos que pensaban que porque tenías pecho pertenecías a una jaula dorada. ¿Y si alguien intentaba convertirla en una pava de la glymera? Simplemente serraría los barrotes dorados, pondría una bomba en la base y luego colgaría los restos de una de las arañas del vestíbulo.

Dirigiéndose a la habitación, abrió el armario y sacó el vestido rojo que había llevado en la ceremonia. El único vestido que se había puesto en su vida… y tenía que admitir que había disfrutado de la manera en que John se lo había quitado con los dientes. Y sí, claro, las noches holgazaneando había estado bien… el primer descanso que había tenido jamás. Todo lo que habían hecho había sido tener sexo, alimentarse el uno del otro, comer comida deliciosa y repetirlo todo con algunos momentos de sueño.

Pero ahora John había vuelto al campo de batalla… mientras que ella no volvería hasta mañana por la noche.

Solo eran 24 horas, un retraso, no un punto muerto.

¿Entonces qué demonios era el problema?

A lo mejor toda la mierda femenina estaba gatillando a su zorra interior sin ninguna razón de peso. No estaba acorralada, nadie la estaba obligando a cambiar, y todo el rollo del vestido había sido su puñetera culpa. ¿En lo que se refería al asunto de la belleza? Los doggen solo estaban intentando ser amables, en la única manera que conocían.

No es que hubiera muchas hembras como ella. Y no lo decía sólo por ser medio sympahth

Frunciendo el ceño, giró la cabeza.

Dejando que el satín cayera de sus manos, captó el mapa emocional que se encontraba fuera en el pasillo.

Con sus sentidos sympahth, la estructura de dolor, pérdida y vergüenza era tan real como cualquier edificio cerca del que pudieras pasar, mirar o caminar. Desafortunadamente, en este caso, no había manera de reparar el daño de sus cimientos, o el agujero en el techo, o el hecho de que el sistema eléctrico ya no funcionaba. Incluso aunque experimentaba las emociones de las personas como si fueran una casa privada, no había trabajadores subcontratados que vinieran a reparar lo que estaba mal. Los dueños tenían que hacer sus propias mejoras sobre lo que estaba roto, nadie más podía hacerlo por ellos.

Mientras salía hacia el vestíbulo de las estatuas, Xhex sintió un temblor recorrer su propia casita. Pero bueno, la figura de la túnica que cojeaba frente a ella era su madre.

Dios, aún se sentía rara al decir eso, incluso si solo era en su cabeza… y no se aplicaba en tantos niveles, ¿no?

Se aclaró la garganta.

—Buenas noche… ah…

Soltar un mahmen, mamá o mami no sonaba bien. No'One, el nombre que se había dado la hembra, tampoco. Pero ¿cómo llamabas a alguien que había sido abducida por un sympahth, forzada a concebir y después obligada por la biología a cargar con el resultado de la tortura?

Nombre y apellido: Lo Siento.

Mientras No'One se movía nerviosamente, la capucha que cubría su rostro se mantenía en su lugar.

—Buenas noches, ¿cómo te encuentras?

El inglés sonaba inseguro en labios de su madre, sugiriendo que la hembra se hubiera manejado mejor hablando en el Idioma Antiguo. Y la reverencia que le dedicó, totalmente innecesaria, estaba algo inclinada hacia un lado, probablemente por la herida que fuera que causó su andar desigual.

La esencia que emanaba no tenía nada que ver con Chanel. A menos que recientemente le hubieran añadido un toque de Tragedia.

—Estoy bien —mejor intenta con inquita y aburrida—. ¿A dónde vas?

—A recoger el salón.

Xhex se guardó su gesto de no-vayas-ahí. Fritz no dejaba a nadie que no fueran los otros doggen levantar un solo dedo en la mansión… y No'One que, a pesar de que había venido para atender a Payne, estaba alojada en una de las habitaciones de invitados, comiendo en la misma mesa que los Hermanos y era aceptada como la madre de una de las shellans… no entraba en la categoría de sirvienta de ninguna manera.

—Seh, ah… Te gustaría… —¿hacer qué? Se preguntó Xhex. ¿Qué podían ellas dos hacer juntas? Ella era una guerrera, su madre… un fantasma con sustancia. No es que tuvieran mucho en común.

—Está bien —dijo No'One con gentileza—. Estos momentos son incómodos…

Resonaron truenos en el vestíbulo, justo como si se hubieran formado nubes, relámpagos y hubiera empezado a llover a cántaros. Mientras No'One retrocedía, Xhex miró por encima de su hombro. ¿Qué cojones era…

Rhage, conocido como Hollywood, conocido como el Hermano más grande y bello, prácticamente saltó hasta la barandilla del segundo piso. Al aterrizar, su cabeza giró hacia ella, sus ojos neón en llamas.

—John Matthew llamó. Se ha liado parda en el muelle. Coge tus armas, nos vemos en la puerta principal en diez minutos.


—De puta madre —siseó Xhex, se dio la vuelta y dio una palmada.

Cuando volvió a dirigirse a su madre, la hembra estaba temblando, e intentando que no se le notara.

—Está bien —dijo Xhex—. Soy buena luchando. No van a hacerme daño.

Bonitas palabras. Excepto que eso no era de lo que la hembra estaba preocupada, ¿verdad?: su mapa emocional mostraba miedo… de Xhex.

Duh. Teniendo en cuenta que era una symphath mestiza es obvio que No'One siempre pensaría en “peligrosa” antes que en “hija”.

—Te dejaré a solas —dijo Xhex—, no te preocupes.

Mientras trotaba de vuelta a su dormitorio, no podía ignorar el hecho de que su pecho la estaba matando. Pero bueno, había otras cosas que no podía ignorar. Su madre no la había querido en su vida.

Y aún no lo hacía.

Pero quién podía culparla.
***


Por debajo del borde de la capucha de su túnica, No'One observó a la alta, fuerte y despiadada hembra a la que había dado a luz apresurarse a luchar contra el enemigo.

Xhexania no parecía inmutarse ante la idea de que estaría enfrentándose a un peligroso restrictor. De hecho, esa expresión de satisfacción que había cruzado su rostro ante la orden del Hermano sugería que lo disfrutaría.

Las rodillas de No'One fallaron mientras pensaba sobre lo que había traído al mundo, esta hembra con poder en sus miembros y venganza en su corazón. Ninguna hembra de la glymera respondería de esa manera, pero bueno, nunca se les preguntaría tampoco.

Sin embargo, el sympahth estaba en su hija.

Querida Virgen Escriba…

Y aún así, mientras Xhexania se daba la vuelta, había escondido una expresión rápidamente.

No'One se apresuró a seguirla, cojeando pasillo abajo hasta la habitación de su hija. Cuando llegó a la pesada puerta, tocó suavemente.

—Ey.

—Lo siento.

No hubo ninguna reacción. Eso decía bastante.

—¿Por qué?

—Sé lo que es que tus padres no te quieran. No quiero que tú…

—Está bien —Xhexania se encogió de hombros—. No es como si no supiera de dónde vienes.

—Yo…

—Escucha, tengo que prepararme. Pasa si quieres, pero estás sobre aviso: no voy a vestirme para tomar el té.

No’One dudó un momento en el umbral. Dentro, estaba claro que la habitación se usaba bien. La cama estaba revuelta, había pantalones de cuero encima de sillas, dos pares de botas en el suelo, un par de vasos de vino en una mesita cerca de un diván. Por todas partes la esencia de vinculación de un macho hecho y derecho, oscura y sensual, permanecía en el aire.

Permanecía en la propia Xhexania.

Hubo una serie de clics y No'One miró más allá de la puerta. En el armario, Xhexania estaba arreglando algún tipo de arma con muy mal aspecto. Era totalmente competente, deslizándola en una funda bajo su brazo y luego sacando otra. Y luego estaban las balas y el cuchillo…

—No vas a sentirte mejor acerca de mí solo por quedarte ahí parada.

—No he venido por mí.

Eso hizo que sus manos pararan…

—¿Por qué entonces?

—Vi la expresión en tu cara. No quiero eso para ti.

Xhexania alcanzó una chaqueta de cuero y maldijo mientras se ponía la cosa.

—Mira, mejor no finjamos que ninguna de las dos quería que naciera, ¿vale? Te absuelvo, me absuelvo, fuimos las víctimas, blah, blah, blah. Tenemos que dejar eso claro y seguir adelante, cada una por su camino.

—¿Estás segura de que eso es lo que quieres?

La hembra se quedó de piedra, luego entrecerró los ojos.

—Sé lo que hiciste. La noche de mi nacimiento.

No'One dio un paso atrás.

—¿Cómo…

Xhexania se señaló el pecho.

—Sympahth, ¿recuerdas? —la guerrera se acercó, su paso como el de un depredador—. Eso significa que veo dentro de la gente… así que puedo sentir el miedo que tienes ahora. Y los remordimientos. Y el dolor. Ahí de pie frente a mí es como si estuvieras de vuelta al momento en que todo pasó… y sí, sé que preferiste enterrarte una daga en el vientre antes que tener que afrontar un futuro conmigo. Así que, como dije, ¿por qué simplemente no nos ignoramos y nos ahorramos todo el lío?

No'One alzó su barbilla.

—Desde luego, eres una mestiza.

Unas cejas oscuras se alzaron.

—¿Perdona?

—Solo sientes una porción de lo que siento por ti. O quizás es que no deseas reconocer, por razones que te son propias, que pueda preocuparme por ti.

A pesar de que la hembra estaba armada hasta los dientes, de repente parecía vulnerable.

—No sesgues posibles caminos para nosotras tu feroz auto-protección —susurró No'One—. No tenemos que forzar la cercanía si no está ahí, pero no le impidamos florecer si queda alguna oportunidad. Quizás… quizás podrías decirme si hay alguna manera, por pequeña que sea, en que pudiera ayudarte esta noche. Podemos comenzar así… y ver cómo va desarrollándose.

Xhexanía comenzó a pasearse por la habitación, su duro cuerpo parecido al de un macho, su atuendo parecido al de un macho, su energía masculina. Paró cuando estaba en frente del armario y, tras un momento, dejó entrever las faldas del vestido rojo que Tohrment le había dado para la noche de su emparejamiento.

—¿Has limpiado el satén? —preguntó No'One—. No es que esté sugiriendo que lo hayas manchado, pero la tela delicada tiene que tratarse con cuidado para ser preservada.

—No tendría ni idea de cómo hacer eso.

—¿Me permitirías hacerlo por ti?

—Estará bien…

—Por favor, permíteme.

Xhexania la miró y en voz baja dijo:

—¿Por qué, en el nombre de Dios, querrías hacer eso?

La verdad era tan simple como cuatro palabras. Tan compleja como todo un idioma.

—Eres mi hija.

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