Enderezándose, de modo que toda la fuerza del frío vendaval lo golpeó en plena cara, Qhuinn miró con furia hacia la ráfaga, imaginándose esos pinos de enfrente que no podía ver porque sus ojos estaban lagrimeando por el viento. Abriendo su boca, gritó con todas sus fuerzas, sumando su voz a la vorágine.
Maldita sea, no iba a venirse abajo como un cobarde. Nada de escabullirse ni del patético oh-por-favor-Dios-sálvame. A la mierda. Iba a encontrarse con la muerte con sus colmillos desnudos y su cuerpo preparado y su corazón latía no de miedo, sino de todo un cargamento de...
—¡Chúpamela, Señora Muerte!
Maldita sea, no iba a venirse abajo como un cobarde. Nada de escabullirse ni del patético oh-por-favor-Dios-sálvame. A la mierda. Iba a encontrarse con la muerte con sus colmillos desnudos y su cuerpo preparado y su corazón latía no de miedo, sino de todo un cargamento de...
—¡Chúpamela, Señora Muerte!
Gracias a Daggher por la tradución y la información
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